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lunes, 5 de diciembre de 2011

Rompiendo silencio.

¿Alguna vez has tenido esa sensación de que todo está perdido? Es como ir cayendo por un precipicio hacia dentro de tí.

Todos tenemos el derecho a vivir una gran historia, aunque repetidas veces lo olvidamos.

Hoy me desperté, he ahí algo que narrar, tantas veces lo he hecho que olvide disfrutar todo lo que implica. Cada mañana es distinta en sus pequeños detalles, hoy por ejemplo fue bastante naranja, las nubes parecían carpas. Yo tenía carpas cuando era más pequeño, recuerdo la tienda donde cada domingo compraba distintas especies para que se acompañaran entre sí en su pecera. Entre esos recuerdos también viene a mi mente la historia de una tortuga que se hizo de piedra.

Mi vida está hecha de tantos trazos que sería imposible entenderlos y recordarlos todos. Me encanta hacer garabatos sin sentido en mis cuadernos, desde pequeño lo hacía en clase. Pocos se daban cuenta, sólo recuerdo en una ocasión en la que me dijeron algo al  respecto. La verdad es que las clases pocas veces  me bastaban y mi mente tendía a escaparse a universos paralelos, para crear historias y distintas posibilidades.

Un nuevo amanecer, ahora es  grisáceo y  llovizna. Soy alguien melancólico, la verdad es que aunque no se muestre, soy sensible, y me encantan estos días por el efecto que tienen en mí, me transforman. Además aún creo en algunas leyendas prehispánicas, para mi lluvia es vida y bendición.

Soy el silencio, quizás debí presentarme antes; pero como soy tan callado lo olvide. Ya casí desaparece en mí el recuerdo de quien era antes; pero alguna vez fui una persona bastante normal.

En está ocasión me daré la posibilidad de romperme (ósea romper el silencio) y compartirles mi origen y la situación que me llevó a transformarme en un observador.  Lo que más me gusta de está maldición es la posibilidad de escuchar gran cantidad de conversaciones y surgir con la pausa en el momento clave, dentro de la mayoría de ellas.

Recién me gradue de la preparatoria decidí buscar un trabajo en lo que elegía mi profesión, recuerdo de ese día todas las promesas elevadas por los sueños que tenía. Llegué a la mesa del desayunador con gran emoción y busqué con velocidad la sección del impreso, en que alguna oportunidad me esperaba. Mi dedo se delizó por el aspero camino entre tintas, hasta que llegó a un pequeño aviso que recitaba de inicio:
                                             
                                                      Esta no es una oportunidad cualquiera, 
                                                      piensálo dos veces antes de leer más...

Un viejo truco publicitario, me dije a mi mismo y seguí leyendo. Era una gran oportunidad, ofrecían viajes con gastos cubiertos y un sueldo que envidiaría cualquier universitario recién graduado.

De inmediato dejé mi desayuno, me bañé y puse el traje, ese mismo que use para la graduación. Algunos cambios de ruta después el micro  me dejó a algunas cuadras del lugar al que habría de ir a aplicar.

Buenos días.- la voz de esa mujer era gangosa y aguda, toda su apariencia y persona  le provocaría reproche hasta al más caritativo de los samaritanos; sin embargo yo debía contenerme y comportarme como sí frente a mí se encontrará la reina de Inglaterra. Minutos después el  derroche de mis encantos y simpatía tuvo éxito, entrevistado por el mero mero; yo con la frente en alto me sentía capaz de entrar hasta a los Pinos con tan solo mi sonrisa.

Entregué mi solicitud de empleo al caballero de facciones gruesas y mirada pesada, quién sólo realizaría una pausa para escanearme y preguntarme: "¿En realidad comprendes en lo que te estás metiendo?". No sabía que responder, pero mi estúpida boca se hizo cargo y dijo un discurso sin que las ideas pasaran por el meticuloso filtro, de mi mente.

"Perfecto tiene el puesto, sólo lea con detalle el contrato,y en cuanto lo firme nosotros nos haremos cargo del resto". ¡Era una biblia! La cargue a casa y al llegar aún me cuestionaba sí una semana era suficiente para terminar de revisar esa cosa. Sonó mi celular mientras yo preparaba el mood de lectura en mi habitación:

"Güey, ¿qué haces? lanzáte al bicho ¿no? Están el Muerto y el Desauciado. De aquí ya vemos que pedo con nuestras vidas. No  falles ca´on."

Regresando del billar y una que otra peda casera a la que nos anexamos caí muerto. No sé pero resulta que al recordar que tenía que leer el contrato ése ya había pasado una semana e iba en el micro rumbo a la cita al susodicho lugar.
"Firme aquí , y aquí. Listo, felicidades." ¿Qué tan malo podría ser? es un trabajo temporal... o bueno eso creía antes de leer el contrato.

Todo cambió repentinamente, a pesar de que parecía tan igual. Caminaba con ligereza hacia la parada del camión, cuando noté que a mi paso todo era silencio.

¿Qué pedo?,  ¿No? Digo está bien que uno provoqué reacción por ser rostro; pero no mames. Sólo las moscas hacían ruído. De inicio pensé que eran coincidencias de la vida qué en el momento que me acercaba todos callarán, ya unos días después me freakeé y de inmediato hallé la relación entre lo de la chamba y estos sucesos de la dimensión desconocida.

Me dirigí al esperpento de secretaria ese con nada de cordialidad , para que me dijera que yo era el suplente del imbecíl que me engaño y contrató. Le pregunté de que se trataba este empleo y me respondió la sin vergüenza:  "Lo dice su contrato jóven.". Me choca tanto que tengan la razón cuando me equivoco, y peor aún es tener que quedarse callado.

Y pues ahora soy silencio. Me encargo de lo que se escucha entre canciones de los discos, de esos instantes incómodos y algunas veces me encargo de dar teatralidad a un discurso. A veces digo tantas cosas que no hace falta escucharlas para entenderlas. Guardar silencio no es decir nada, sino que implica una manera distinta de comunicar.

Pero bueno, regresando a la razón de mi irrupción en tu mente:   ¿Alguna vez has tenido esa sensación de que todo está perdido? Yo la tengo seguido y cada vez la acepto más. No entiendo claro el porqué, pero la llamada de mi amigo el día del billar portaba justo esa emoción. Supongo que se debe a que algunos buscan no sentirse sin sentido ni destino, por medio del ruído y otros lo hacen con el silencio; pero al final nos conduce por igual una pregunta, la falta de respuesta interminable a la que hay que disfrutar como la bella ignorancia de la vida que nos seduce siempre guardándose su nombre y tacto. Me he dado cuenta que a algunos les asusta y la evitan; sobre todo porque esa hermosa dama tan reservada tiene otro nombre, la muerte. Encantadora persona me la he topado dos o tres veces (cuestiones laborales que coincidimos en funerales o cosas así) sabe hacer su trabajo muy bien.

Hoy amaneció un cielo rojo y brillante, lo cual me recuerda a esa pasión por ser, a veces tan agresiva y otras tan cursi; pero siempre muy intensa.

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