La sensación aspera de las esquinas que pasan por las yemas de mi tacto, una tras otra caricia te desnudas de nuevo ante mí, creas y transformas las ideas en mi mente; cómo lo has hecho desde la primera vez.
Esos lunares que muestras al desnudarte me han enseñado de amor y verdad, cada recoveco de tu cuerpo, cada viviente imágen que creas en mi mente, se extiende como las raíces de un frondoso árbol en un bosque de conceptos, sentimientos y creencias.
Una sinfonía surge de las letras impresas en papel, por un autor. Y a su vez es transformada por la subjetividad de lector, que por medio de sus ojos escucha.
Cada palabra que posees está abierta a universos de posibilidades, decirte terminado o fin es tan sólo el inicio de una reflexión interminable.
Fin.
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