Vistas de página en total

lunes, 20 de diciembre de 2010

Roberto Benigni, James Bond y la búsqueda del hombre moderno.

La mayoría de las personas actualmente conocemos dos filmes que a finales del siglo pasado habrían de convertirse en hitos: La vita é bella y la interminable serie de películas del 007.

Hacer una comparación parecería absurdo, ya que un cinéfilo promedio escindiría entre si a las películas por su género cinematográfico; sin embargo en este caso su argumento se vería anulado por el simple hecho de que no se intenta calificarlas, sino de  integrarlas y deformarlas con el discurso y la mirada empírica de la búsqueda de asimiliar al hombre moderno.

En otras palabras la meta es entender a los personajes principales dentro de su trama,  para sacarlos de su escenario y enfrentarlos con la realidad, lo simbólico y lo imaginario; con la intención de conducir al lector a la conclusión de que la anteposición de los personajes hace que no sean tan distintos, y que en realidad sólo hay una diferencia fundamental  entre ellos que hace que parezcan ser tan opuestos.

De inicio habría que aclarar que Jame Bond y Guido son ambos hombres europeos, y aunque los diferentes años de sus filmaciones parecen abrir un gran trecho entre ellos, debemos recordar que ambos se generaron de la inspiración de sus autores, a partir de la Segunda Guerra Mundial; razón por la cual debemos entender  que ambos viven una situación de conflicto semejante.

La palabra conflicto puede resonar con gran magnitud, sobre todo cuando hace referencia a la II GM; sin embargo me atrevo a ponerlo junto con las crisis del hombre moderno, en el nuevo siglo. Ya que en realidad vivimos en un contínuo estado de conflicto, distinto claro; pero al final un conflicto existencial y punto ¿Acaso no vivimos actualmente una invasión más dura que nuestros antepasados?-seguramente por la cabeza de muchos pasarán muchas palabras y ninguna de ellas cumplidos o afirmaciones- Sí es la respuesta, pues la agresión que violenta nuestra vida actualmente es más invasiva y discriminativa, porque nos es cómoda a pesar de que no la disfrutemos para nada.  

Con mi tesis anterior no trato de devaluar un evento tan cruel como lo fuera esa gran guerra, pero creo que es necesario no disminuir las dificultades actuales, sino que es necesario simplemente saber que  ambos momentos son distintos, ni más ni menos.

Regresando al tema principal. El conflicto es una situación. Ante la cual podríamos pensar que Bond toma una posición más agresiva; pero ¿es realmente alguien que tome acción  frente la situación a su alrededor? o ¿será un pasivo más? Depende -pero ¿de qué depende? diría la canción- de lo que quieras ver de ti mismo. 

A fin de cuentas el expectador va a apreciar lo que quiera ver de lo que ofrece el director y su gente. No quiero con ello decir que los melodramas no controlen perfectamente al expectador, sino que muy en el fondo la percepción de un film en realidad va a estar cargada de lo propio que vea el cinéfilo en la gran pantalla.

Muchos verán en James Bond alguien cuya inventiva lo logra rescatar de todas las situaciones; pero me pregunto: ¿si será su inventiva? Pues normalmente es de esperar que "el gran Bond" sobreviva por los méritos de la alta tecnología con la que cuenta, gracias a la agencia de investigación  para la que trabaja-cómo un reflejo distorsionado de nosotros satisfechos y jactosos de nuestros imparables y continuos avances tecnológicos-. A lo que voy es que tenemos un personaje aspiracional para el hombre moderno, el caballero andante, que rescata a la princesa y al reino; con un auto último modelo y el resto de las herramientas que le brindan los magos de su mismo escudo.

Con lo anterior entiendo que tiene su dificultad física y mental lograr tal cantidad de peripecias; pero antepongo la gran ventaja de todos los medios que le brinda la  Agente M.-¿será por mamá?- al darle toda la tecnología necesaria para alcanzar su misión, para afrontar todos  los conflictos que puedan presentarse en su búsqueda de acabar con el malvado villano, que se presenta en cada ocasión - y que parece amenazar con la realidad al consentido agente secreto-. La solución de Bond parece ser entonces el sortear el conflicto simbólico y ocultarse en lo imaginario de lo real; desde el nombre de su profesión nos delata su condición de secreto, y por lo mismo de ocultamiento de su huida a la vista. 

En la actualidad existen muchos James Bond´s y wannabe´s Bond´s que sortean su suerte día a día en huida de lo simbólico por medio de  coches nuevos, celulares de lujo, mostrándose como los intocables que se imaginan son ante la tachadura, que implica saber que todas las grandes persecuciones que realizan son imposibles, fantasía y los objetos reales no llenan tanto como creen el vacío. Digamos que es tan facíl de entender como lo irreal de esta película.O ¿nos creemos que un villano fallaría la muerte de su invasor? Sabemos que de en realidad haber un James Bond, éste habría muerto mucho antes que los actores que lo interpretan.

La diferencia reside en la fantasía de lo real, quizás sería más certero hablar de lo realmente fantástico - o fantasmagórico, sobre todo entendiendo el fantasma como esa tachadura lacaniana del Autre en la cual se entiende al síntoma-. Con ello me atrevería decir que no son suficientes todos los armamentos del 007, cuando un Roberto Benigni, logra morir y hacer un rescate completo de lo simbólico y las implicaciones de este; sin la necesidad de todos los autos y armas que tiene el agente secreto.

Un personaje tan tangible, sencillo y creativo puede movilizar tanto que sabe que en lo real no hacen tantas armas para afrontarla falta. Siendo que en un mensaje atemporal nos dice lo inalcanzable, inalcanzable es y eso es lo maravilloso de este viaje.

Y ¿tú qué buscas?, ¿qué es lo que miras?, ¿qué es lo que hablas?

Estimado lector te exhorto a que crítiques y destruyas mi  hipótesis; y sí de lo contrario crees merecedor, a mi escrito de tu opinión manifiestalo por favor.